Te presentamos a Shirel y su nuevo pop que no le teme a la vulnerabilidad ni a los desafíos. 

Por Marisol Martínez

Shirel siempre soñó con ser artista a pesar de todas las advertencias que recibió en el camino. Comenzó practicando danza, luego escribió poesía y, finalmente, sintió que había encontrado su lugar en este mundo en la música.

“Ser compositora es el pilar central de mi proyecto”, asegura la cantautora de 23 años de edad quien, en plena era del sencillo, decidió lanzar su primer larga duración, Cristal (2022), con un hilo conductor de por medio que deja al desnudo sus más profundos anhelos y vulnerabilidades.

Con esta honesta colección de temas bajo el brazo, Shirel se prepara para lo que será un extraordinario 2023, no sin antes reflexionar sobre todas esas pequeñas victorias que la han llevado hasta donde está.

Desde su participación en el reality show The Voice, pasando por su formación jazzística, la admiración que siente por Shakira y su próxima participación en Lollapalooza, platicamos con Shirel sobre lo que fue, es y será. 

“Ser mujer en un rubro creativo ya te obliga a ser Ruidosa. Una tiene que patear, pedalear y codear un montón. Pero también te diría que tiene que ver con no tener miedo, con ir tras los sueños sin sustos y dejar siempre de lado las dudas, las inseguridades y tener cosas para decir y lanzarte a decirlas como lo imaginas. Independientemente de lo que te diga el rubro, de lo que te diga la moda, de lo que te diga tu equipo, ¿cachai? Y a seguir la intuición que, para mí, es lo más importante”. 

La latinidad atravesada por Juanes y Shakira

Aunque nació en Lima, Perú, Shirel se mudó aún siendo una niña a Chile. Sin embargo, nunca dejó de regresar a su ciudad natal y fue así que germinó en ella una reconfortante sensación de pertenencia dual. Esta ambivalencia cultural, traducida en ventaja, se refleja plenamente en su quehacer artístico. “Un ejemplo muy, muy evidente para mí es cómo toco la guitarra”, asegura. De ahí que su gusto por este instrumento, con el que compone la mayoría de sus canciones, derive del tradicional sonido de la guitarra peruana que escuchaba cuando chica. 

“Siempre es una bendición poder tener más fuentes de nutrición. Y creo que el talento en el artista reside en la capacidad de tener los ojos bien abiertos para inspirarse sin importar el lugar en donde esté. Es muy rico para mí poder alimentarme de todas las cosas que veo, tener esa posibilidad de haber vivido en dos países y contar con dos culturas en mi ADN”. 

Si de referentes hablamos, Shirel se autoproclama una melómana sin prejuicios capaz de disfrutar de Britney Spears y Judy London indistintamente pero, sin lugar a dudas, la música latinoamericana tuvo un impacto especial en su formación como intérprete. El nombre de Juanes sale a colación cuando habla de sus máximas inspiraciones. De hecho, en diciembre fue invitada por el colombiano para participar en las sesiones promocionales de su último álbum (‘Amores Prohibidos’, 2022) con un cover en directo de “La Camisa Negra”, tema que “cantaba a gritos con su familia en el auto”. No obstante, la musa máxima y la primera mujer que la motivó a perseguir sus ideales como cantante no fue otra que Shakira.

“Algo que me influenció muchísimo fue la música latinoamericana. Artistas como Shakira o Juanes. Ver a Shakira con su guitarra fue una imagen que me quedó muy grabada porque cantaba en español y en aquel momento todas mis amigas escuchaban música anglo. Definitivamente fue una influencia importante porque fue la primera mujer latina y compositora de pop con la que me crucé. Con el tiempo desarrollé un gusto mucho más amplio. Tengo mis playlists de canciones antiguas y de reggaetón también”. 

Princesa del pop en la era pandémica

Con la intuición como brújula, Shirel comenzó a empaparse de todas aquellas disciplinas que tuvieran algo que ver con la música.

Empezó con la danza, después descubrió la poesía (un primer esbozo de su futuro como compositora), aprendió a tocar la guitarra en YouTube y, ya en el colegio, decidió formarse propiamente dicho en canto.

En el proceso conoció el jazz, un género que constantemente la retaba a fortalecer sus habilidades vocales y que, en una última instancia, la colocó bajo el foco mediático que supone un reality show como The Voice. Tenía tan solo 16 años de edad. 

“Mira, yo creo que estar en la televisión siempre es una experiencia ruda. Era la competidora más joven de todo el programa y claro que fue desafiante. No diría que catapultó mi carrera o que me dio mucha exposición, para nada. Pero sí creo que fue una experiencia de la que salí convencida de que me quería dedicar a la música. Salí de ahí lista, super determinada. Me dije, ‘ya encontré lo mío, éste es mi espacio’”. 

Tras la experiencia obtenida en The Voice, Shirel continuó con su andar en la música, compaginado con un par de años de estudios profesionales en publicidad. Pero, en 2020, el planeta entero dio un giro de 180º y ella junto con él.

Tal y como le pasó a otros colegas del gremio, la era pandémica propició el ambiente ideal para introducir su proyecto en el fértil territorio digital, que fue el cable a tierra para muchos durante el encierro obligatorio.

“Yo empecé a sacar música a la mitad de la pandemia cuando el mundo se caía a pedazos y estábamos encerrados. El primer feedback que recibí de lo que yo estaba haciendo fue completamente digital, ya que no me encontraba en el escenario ni tuve este intercambio físico con la gente que me escuchaba. Creo que lo digital permite democratizar también un poco la música y que mucha más gente pueda hacerla, publicarla y acceder a ella”. 

Después de editar una tanda de sencillos -siendo “Money” del 2020 el más destacado de ellos-, Shirel decidió salirse del molde preestablecido y se lanzó a la aventura de producir su primer disco bajo la guía de Cristián Heyne, quien ha trabajado con todos los artistas imprescindibles de la nueva ola chilena como Gepe, Alex Anwandter, Javiera Mena, Dënver, Camila Moreno y Pedropiedra, por mencionar algunos. “Él fue lo suficientemente generoso para darme un poco de su tiempo sin saber siquiera quién era yo. Una vez lo conocí hubo una química creativa instantánea”, confiesa. 

El autoconocimiento y la autenticidad a través de una mirilla de Cristal

Producto de esta alianza surgió ‘Cristal’, un proyecto de ensueño que habla sobre el viaje de autoconocimiento que creadores e individuos emprenden en algún punto de su vida. Un rompecabezas sonoro que profundiza en la identidad y el mensaje que el compositor trata de enviar a su público. Musicalmente hablando se aleja del sonido pop urbano de los sencillos que le precedieron y se instala en armonías mucho más orgánicas y complejas. 

“Este disco es super sincero y refleja el proceso de descubrimiento por el que todos pasamos. ¿Qué artistas somos?, ¿cuál es nuestro sonido?, ¿cuál es nuestra identidad? Fue un viaje muy profundo y un objetivo muy claro que me establecí cuando empecé como artista, que era el de descifrar quién era yo, qué quería hacer y cómo quería sonar. Con ‘Cristal’, sentí que verdaderamente inicie mi carrera”. 

En cuanto al debate contemporáneo que gira alrededor de los sencillos vs. discos, Shirel tiene una opinión muy sólida y afirma que los artistas necesitan de ambos para poder sobrevivir.

Mientras que el primero te da la libertad de darle rienda suelta a la imaginación sin ningún tipo de estrés, el segundo ofrece un espacio para comprometerse con la creación y gestar un cuerpo de trabajo en plena forma. 

“Hacer un álbum es como un espacio para ser creativo, para explayarse, algo que me moría por tener. Yo soy compositora y lo que digo en mis canciones me importa. Lograr piezas conceptuales con una conexión tanto lírica como sonora y  que establezcan una declaración es fundamental. Los singles, por otro lado, tienen eso súper libre, de poder divertirte y hacer música sin pensarlo tanto. Y creo que como artistas necesitamos de las dos cosas. Este trabajo que requiere más introspección y tocar fondo, y ese otro más juguetón, libre y experimental”. 

Entre lo nostálgico y lo entusiasta y el anhelo por el escenario

Luego de haberse encontrado cara a cara con sus fanáticos en el escenario de Primavera Sound 2022 en Santiago, entre otras presentaciones; Shirel está lista para seguir actuando frente a su público y lo hará como parte del festival Lollapalooza, en donde comparte cartel con personalidades de la talla de Drake, Rosalía y Billie Eilish. También adelantó que habrá algunas colaboraciones interesantes para el 2023, sin revelar muchos detalles al respecto.

“Creo que el 2023 será un año increíble. Estamos preparándonos ya para Lollapalooza que será un show espectacular con un nuevo disco. Estoy muy emocionada. La verdad que el escenario es un espacio que adoro y que anhelo después de tener tan poco de él por la pandemia. Además de eso habrá varios conciertos más y algunas otras colaboraciones y sorpresas que no quiero destapar antes de tiempo”. 

Con un tándem de emociones que se revuelven entre lo nostálgico y lo entusiasta, Shirel aún recuerda aquellos años en los que trabajaba a medio tiempo para poder comprar las entradas del mismo festival al que asistirá este año, pero ahora como artista invitada. 

“Quiero abrazar fuerte a esa Shirel adolescente que tuvo la fortaleza necesaria para salir adelante a pesar del susto y que, en algún momento, sintió que tenía que soltar lo que amaba. La abrazaría y le diría que valdrá la pena cada esfuerzo, cada momento, cada lágrima. Le diría que lo va a lograr y que lo disfrutará a lo grande. Que aproveche toda su preparación y goce cada segundo de sus éxitos”. 

Es verdad que la música une corazones aún en la distancia y, en el caso de Shirel, más que una casualidad parecería una premonición.

“Jamás estoy sola en lo que me pasa, en ninguno de mis sentires y canciones. Tengo ese súper poder de darle banda sonora a las cosas que experimentamos como humanos y , en mi opinión, ese es el más grande placer de hacer música”. 

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